martes, 5 de mayo de 2009

El lamento de siempre

Universitario quedó afuera de la Copa Libertadores en una agónica definición. Un gol sobre la hora del San Luis de México ante Libertad sepultó la ilusión “crema”
Parecía que todo estaba encaminado para una noche de celebración interminable de los hinchas de Universitario de Deportes en el estadio ‘Nuevo Gasómetro’. Se enfrentaban a una diezmada oncena de San Lorenzo, eliminada con antelación de la competición, y además contra una escaza concurrencia local. Sin duda, la oportunidad era imperdible, el entorno de apoyo que rodeaba al equipo “crema” inmejorable y la expectativa concitada en todos los peruanos que llegaron hasta la Argentina, más los connacionales residentes que se sumaron en Buenos Aires, era inmensa.
Pero al final lo que se experimentó fue un triste epílogo, con el sufrimiento instalado en los corazones hasta los últimos minutos por la incertidumbre que generaba depender de otro resultado para lograr la clasificación a octavos de final. Entonces Universitario pasó de la gloria al ocaso en un abrir y cerrar de ojos, con un 2-0 en contra, producto de 90 minutos de juego obscuro, sin orden, incapaz de al menos marcar un gol para evitar la intriga de estar pendiente de lo que ocurría en simultáneo en Paraguay con el Real San Luis.
Lo curioso de todo es que apenas un empate clasificaba a la “U”, pero dio la impresión que la tensión se apoderó de los jugadores cremas durante todo el encuentro. La oncena nacional demostró pocos argumentos ofensivos en el frente de ataque y para colmo cometió crasos errores defensivos que derivaron en los goles rivales, a la postre los de la eliminación. Luego, en la segunda mitad, el técnico Juan Reynoso insertó a Nolberto Solano para darle un salto de calidad a su propuesta en la cancha, pero la lesión del “Maestrito” parecía el inicio de un mal presagio.

Aún así, por un momento, la definición del grupo había llegado a la instancia de premiar con el pase a la siguiente ronda al equipo que marcase el primer gol, sin distinción de marcador. Qué frustrante fue ver a los mexicanos celebrar la “patriada” en los minutos agregados, cuando la agonía ya se había apoderado del escenario.
Entonces la pesadilla de la eliminación, que aparecía lejana en las perspectivas de toda la comitiva “crema” se convirtió en realidad y la decepción se apoderó del vestuario de la “U”. Nuevamente un equipo peruano fue incapaz de lidiar contra sus carencias y así cerrar lo que, hasta antes de este partido, había sido una buena participación internacional.

Al día siguiente, un referente como Solano manifestó sentirse “dolido y apenado porque tenían muchas esperanzas de clasificar, pero tuvieron muchas desconcentraciones”. “El fútbol te da posibilidades de reivindicarte. Ahora tendremos que enfocarnos en el torneo local y hay que voltear la página”, concluyó.
Quedará entonces como lección este adverso y repetitivo episodio en el fútbol peruano. Nuevamente una responsabilidad mayor no fue asumida con el temple indicado por los nuestros, aquel temperamento que hace grandes solo a quienes siempre luchan de verdad por la gloria.

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