martes, 16 de diciembre de 2008

“El fútbol peruano tiene deficiencias imperdonables”

La aseveración le pertenece a Ángel Cappa quien recuerda la gesta del Apertura 2002 con Universitario e interpreta los motivos del mal momento de nuestro balompié.

Por Omar Stalin Paredes, desde Buenos Aires (Publicado en Revista Deportes Perú)

Ángel Cappa estuvo apenas seis meses dirigiendo en nuestro país, pero dejó su huella. En medio de una de las crisis económicas más espantosas que se recuerden en Universitario de Deportes prefirió no dejar inconcluso la labor que había iniciado, a pesar de que el día a día en el equipo “crema” era tumultuoso. Es por ese recuerdo y aprovechando de que se encuentra en Buenos Aires dirigiendo a Huracán, entrevistamos al reconocido técnico para conocer más aspectos de su paso por el fútbol peruano y de sus impresiones acerca de nuestra desorganización futbolística.

Ángel, me imagino bastantes recuerdos de su paso por nuestro país…
Muchísimos recuerdos, por suerte la mayoría gratos, sobre todo porque dirigí a un grupo de verdaderos jugadores profesionales con espíritu amateur, con profundo amor por su profesión y con el mayor respeto por la camiseta que vestían. Sin duda recuerdos imborrables y muchos amigos en todos esos meses que estuve en Perú.
Fueron seis meses, pero parecieron muchos más. No faltaba un problema en ese equipo…
Sí claro, hubo una cantidad de circunstancias que hicieron que esos seis meses los recuerde toda la gente. Es más fue la primera vez que me ocurría que un equipo impago diera todo, solo por sus principios y que a pesar que literalmente jugaron por la camiseta consiguieron un título muy emotivo. Hay que recordar que estábamos muy atrás de Alianza Lima, los alcanzamos y después los pudimos derrotar en un playoff y por ello surgió un lazo de cariño entre ese equipo y la gente.
El título fue recordado, pero además aquella explosión desmedida luego del partido en Trujillo, con improperios que parecían dirigidos a la gente de Alianza. ¿Por qué se produjo aquella situación?
Pero no a la gente de Alianza, fue algo particular. Lo que pasa es que ese campeonato estaba lleno de irregularidades y de sospechas. Me acuerdo por ejemplo que Alianza en la última fecha no pasó un control de dopaje en Sullana y no hubo sanción, algo que es insólito en cualquier parte del mundo siendo además que en el acta figuraba que no se realizó porque los jugadores perdían el avión, una excusa absurda. En el medio además surgieron tantas irregularidades como la expulsión sin sentido del “Chemo” en el Monumental, que si le hubiera pegado al árbitro no le hubieran dado sólo una fecha de sanción, problemas internos en la “U” y para colmo yo mismo estaba intranquilo, puesto que la dueña del departamento que el club me alquiló me llamaba al piso a cada rato porque no se le había pagado el alquiler…
… Fueron demasiadas circunstancias complicadas entonces…
Fue tremendo y superar todo eso generó esa explosión de todo lo que tenía adentro, de lo cual no estoy orgulloso para nada, no estuvo bien, pero ocurrió así sin que yo pudiera controlarlo. Parecía todo interminable, inclusive dentro del partido, me acuerdo que el árbitro agregó cinco minutos y se terminaron jugando como ocho.
Casi cinco años después, ¿se puede decir que a pesar de todo fue una linda experiencia?
Sí, lo que queda es el gesto inusual de un grupo de jugadores profesionales que en un momento tuvimos que decir: o reclamamos el dinero y nos plantamos acá o jugamos como si nos hubieran pagado siempre. Al final optamos por jugar y dejar todo hasta el último minuto, pero la verdad ese es, como se lo comenté a un amigo luego, el camino más directo al fracaso que yo conozco con tanta desorganización.
¿Aspauza lo llamó después de que se alejó del club para informarle una forma de pago?
Mi ayudante Fransisco “Fatiga” Russo y yo fuimos los únicos de ese plantel que no cobramos después de obtenido el título. Pero ese fue otro tema, porque el caso lo dejé a cargo de un grupo de abogados, que nunca más reclamaron el dinero. Es decir hicimos un nuevo plan de pagos, pero solo pagaron el premio por el título de los cuales me pidieron tres mil dólares para gastos que sacaron de ahí y nunca más hicieron nada, ni tampoco me devolvieron el dinero. Es decir salí corriendo porque por donde iba me metían la mano en el bolsillo, pero bueno ya pasó, insisto que me quedo con el gran recuerdo de esa gesta maravillosa de los jugadores.
Con todo esto que le tocó pasar ¿Volvería a dirigir en el Perú?
Por supuesto, ya hubo tentativas con Universitario que me llamó un par de veces, pero se dio la circunstancia que yo estaba en otros trabajos y eran impostergables, pero siempre estoy dispuesto porque dejé buenos amigos en Lima.
Le voy a preguntar por “Chemo” Del Solar, es sabida su gran amistad, él ahora está al mando de nuestra selección ¿Cómo lo ve en esta faceta?
Casualmente lo encontré en Buenos Aires en una galería hace poco, la verdad lo veo muy bien. Lo que ocurre es que él sufre el problema de la desorganización del fútbol peruano, porque mientras no haya un plan de trabajo adecuado, no se tenga el respaldo de todo el fútbol como debe ser, sin discordias, será imposible sacar adelante a la selección peruana. Ante esto el jugador peruano se encuentra desamparado y los hechos hablan por sí solos, a tal punto de que ahora está suspendida por disidencias entre dirigentes. Hay deficiencias notables y que son imperdonables en cualquier organización futbolística medianamente seria.
La última vez que estuvo en nuestro país fue en el 2004 con motivos de la presentación de su libro. ¿Cómo encontró Lima?
Lo encontré bien, como cada vez que fui. Pero más que Lima uno lo que extraña son los amigos que para mí son muy importantes, más allá de las situaciones desagradables que me tocaron pasar. Curiosamente después de la presentación de ese libro en plena Copa América nunca más recibí una noticia de los encargados de la editorial. No sé si se vendió un libro, dos o ninguno porque jamás me enviaron una liquidación, ni jamás me respondieron una llamada.
Ángel, por último, ¿Qué impresión le quedó de nuestro país?
De la mejor. Sobre todo de los amigos que supe hacer, de su comida y de su gente, porque los peruanos me trataron la verdad muy bien, nunca me consideraron un extranjero y eso para mí fue un orgullo.

Chino de risa

Víctor “El Chino” Rivera es la cabeza visible del gran logro del novel Deportivo San Martín de Porres. Conozcamos como piensa este técnico que ha pasado a la historia del fútbol peruano.

Cuando llegó a la institución de Santa Anita, durante los últimos meses del 2006, no se le pasó por la cabeza que iba a pasar por este momento de gloria, según propia confesión. Empero con esfuerzo y dedicación el “Chino” alcanzó un logro que solo parecía destinado a entrenadores con reconocida estirpe. Estuvimos presentes en la celebración íntima del vestuario después del empate ante José Gálvez, en medio de las camisetas que revoleaban en el aire y del líquido que caía como lluvia para sosegar el cansancio de sus 15 gladiadores. Esta es la charla con el artífice de esta gran campaña, de quien hasta la última fecha se sospechó que no iría para adelante porque con una derrota se coronaba campeón.

Se habló mucho que les convenía perder, pero casi se llevan el triunfo. Una gran faena Chino…
Muchas gracias. Esto servirá de lección, porque así como la gente critica y sospecha cosas, también digan ahora que se equivocaron, porque contra el honor y el orgullo de la gente no se puede jugar, y creo que esa fue nuestra motivación en el partido que a pesar de que la derrota nos daba el título, salimos a buscar el partido y pudimos haberlo ganado, a pesar de que eso hubiese significado tener que jugar un playoff contra Universitario. Por eso incluso preservé a los titulares si se daba esta situación, pero bueno ya es hora de celebrar, dedicarle este título a mis familiares y agradecer a la dirigencia que confió en mí y a este grupo de jugadores que dieron todo por el club.
San Martín ha marcado un precedente sin igual en nuestro fútbol, significa un bicampeonato de un equipo poco acostumbrado a esto…
Sin duda. Honestamente es una institución con buena organización e infraestructura, pero somos un equipo chico, no tenemos historia, ni pasado y con apenas cinco años en Primera División. Está claro de que hemos competido con equipos que tienen todo un historial y un respaldo de títulos, pero nosotros estamos haciendo nuestro camino y el destino ha querido que sea un técnico peruano joven quien haya llevado todo este proyecto de casi dos años.
Para el técnico de un equipo grande este sería un momento histórico. ¿Para ti que significa?
Es más que histórico, es un momento sin igual y será imborrable para mí porque dejará una huella en el Club Universidad de San Martín por el hecho de ser el primer equipo no tradicional en lograr un bicampeonato con el mismo técnico, con un record de partidos dirigidos. Yo creo que vamos por el camino correcto y gracias a Dios que he tenido la suerte de liderar a este grupo de jugadores que lo han dejado todo a pesar de jugar siempre con el público en contra.
Tengo entendido que vas a continuar, ahora se viene la Copa Libertadores, pero ¿Hacia dónde apuntan ahora que ya han alcanzado una meta alta?
Yo creo que hemos llegado a un tope bastante alto, pero por suerte con este grupo, que muchos de ellos vienen juntos en estos últimos dos años, nos hemos propuesto en hacer una buena participación internacional y porque no a aspirar por el tricampeonato, no sería muy aventurado. Todavía hay mucho que hacer, ya vieron que han entrado muchos jóvenes y el equipo no perdió la fisonomía, lo hicieron bastante bien. Creo que hemos formado un equipo maduro, hemos tenido variantes y hemos preparado a los chicos con la misma idea ganadora, así que el 2009 nos esperará con mayores retos y esperamos cumplirlos.

El campeón de los humildes

San Martín de Porres alcanzó el bicampeonato nacional imponiéndose a los equipos más importantes del país. La historia de un equipo humilde, pero fortalecido por su gran estructura.

Por Omar Paredes, desde Chimbote (Domingo 14 de Diciembre)
Deportivo Universidad de San Martín de Porres ha entrado en la historia grande del fútbol peruano en tiempos en que los equipos de mayor renombre se debaten entre discusiones internas. Es así que con la consecución de este histórico bicampeonato en Chimbote no solo ha quebrado la hegemonía de los denominados “tres grandes”, sino que llega a la meseta de un trabajo planificado serio como pocos suelen verse en nuestra fauna futbolera. Una secuencia de aciertos impulsados desde la gerencia deportiva liderada por Álvaro Barco y gestado en el campo por el pujante Víctor “El Chino” Rivera.

Para conseguir su objetivo el novel equipo de Santa Anita primero se alzó con el “Torneo Clausura” tres fechas antes de su finalización, debido a esta situación estuvo en balcón esperando la última jornada para revalidar el título nacional. El hecho se concretó cuando Universitario, incapaz de lograr la séptima ubicación del Clausura, entregó en bandeja el cetro al club “albo”, dejando sin efecto el título conseguido por la oncena de Ricardo Gareca en la primera parte del año.
Ahora bien, seguramente los “santos” no cuentan en su plantel con las mejores figuras de nuestro balompié, pero demostraron eso sí tener el mejor conjunto, tanto que llegaron al conteo final del Descentralizado 2008 con el mayor puntaje. En la presente temporada, totalizaron 94 puntos de 52 partidos en juego, igualando con Sporting Cristal en la cima del acumulado. Asimismo ganaron 26 encuentros, empataron 16 y solo perdieron 10. Además en su producción goleadora se asestó un total de 81 goles y recibió solo la mitad.
Para destacar a su plantilla nos referiremos al aporte de Leao Butrón en el arco, la eficiente labor de Jorge Huamán, Orlando Contreras, Atilio Muente y Guillermo Guizasola en la defensa, el empuje y sacrificio de Edwin Pérez y de John Hinostroza en el medio campo, así como el aporte goleador del paraguayo Roberto Ovelar, Pedro García y el argentino José Luis Díaz, quienes entre los tres marcaron la mitad de la producción goleadora del plantel.
La campaña del flamante campeón comenzó el 16 de febrero en el Torneo Apertura, con un empate a un tanto con Universitario en el Monumental, en ese entonces disputaba en paralelo la Copa Libertadores de América, situación que lo resignó a quedar en tercer lugar del torneo del primer semestre. Ya sin el torneo continental a cuestas, se avocó a la competición local en la segunda mitad del año, pero comenzó con sendas derrotas de visita contra Universitario y Cristal, a la postre su rival directo en la lucha por el Clausura. Después de acomodarse con valiosas victorias en plazas provincianas que lo llevaron a conseguir cinco triunfos consecutivos, alcanzó una ventaja que después se volvió inalcanzable para sus perseguidores.
San Martín no se podrá ufanar de tener una masiva afición como la de los equipos grandes, tanto así que apenas es seguido por un empedernido hincha-mascota disfrazado de muela que se pasea por las tribunas de todos los estadios del país con la sonrisa de oreja a oreja. Así y todo, él no dudó en recorrerse los 440 kilómetros hacia el primer puerto pesquero del Perú para ser partícipe de una gesta inigualable de un equipo que desde su llegada a la Primera División en el 2004 se organizó como una sociedad anónima y se ha constituido en un referente de trabajo mancomunado en un balompié peruano cada vez más atosigado por su desorganización y la deficiente gestión de sus dirigentes.