Por Omar Stalin Paredes, desde Buenos Aires (Publicado en Revista Deportes Perú)
Ángel Cappa estuvo apenas seis meses dirigiendo en nuestro país, pero dejó su huella. En medio de una de las crisis económicas más espantosas que se recuerden en Universitario de Deportes prefirió no dejar inconcluso la labor que había iniciado, a pesar de que el día a día en el equipo “crema” era tumultuoso. Es por ese recuerdo y aprovechando de que se encuentra en Buenos Aires dirigiendo a Huracán, entrevistamos al reconocido técnico para conocer más aspectos de su paso por el fútbol peruano y de sus impresiones acerca de nuestra desorganización futbolística.
Ángel, me imagino bastantes recuerdos de su paso por nuestro país…
Muchísimos recuerdos, por suerte la mayoría gratos, sobre todo porque dirigí a un grupo de verdaderos jugadores profesionales con espíritu amateur, con profundo amor por su profesión y con el mayor respeto por la camiseta que vestían. Sin duda recuerdos imborrables y muchos amigos en todos esos meses que estuve en Perú.
Fueron seis meses, pero parecieron muchos más. No faltaba un problema en ese equipo…
Sí claro, hubo una cantidad de circunstancias que hicieron que esos seis meses los recuerde toda la gente. Es más fue la primera vez que me ocurría que un equipo impago diera todo, solo por sus principios y que a pesar que literalmente jugaron por la camiseta consiguieron un título muy emotivo. Hay que recordar que estábamos muy atrás de Alianza Lima, los alcanzamos y después los pudimos derrotar en un playoff y por ello surgió un lazo de cariño entre ese equipo y la gente.
El título fue recordado, pero además aquella explosión desmedida luego del partido en Trujillo, con improperios que parecían dirigidos a la gente de Alianza. ¿Por qué se produjo aquella situación?
Pero no a la gente de Alianza, fue algo particular. Lo que pasa es que ese campeonato estaba lleno de irregularidades y de sospechas. Me acuerdo por ejemplo que Alianza en la última fecha no pasó un control de dopaje en Sullana y no hubo sanción, algo que es insólito en cualquier parte del mundo siendo además que en el acta figuraba que no se realizó porque los jugadores perdían el avión, una excusa absurda. En el medio además surgieron tantas irregularidades como la expulsión sin sentido del “Chemo” en el Monumental, que si le hubiera pegado al árbitro no le hubieran dado sólo una fecha de sanción, problemas internos en la “U” y para colmo yo mismo estaba intranquilo, puesto que la dueña del departamento que el club me alquiló me llamaba al piso a cada rato porque no se le había pagado el alquiler…
… Fueron demasiadas circunstancias complicadas entonces…
Fue tremendo y superar todo eso generó esa explosión de todo lo que tenía adentro, de lo cual no estoy orgulloso para nada, no estuvo bien, pero ocurrió así sin que yo pudiera controlarlo. Parecía todo interminable, inclusive dentro del partido, me acuerdo que el árbitro agregó cinco minutos y se terminaron jugando como ocho.
Casi cinco años después, ¿se puede decir que a pesar de todo fue una linda experiencia?
Sí, lo que queda es el gesto inusual de un grupo de jugadores profesionales que en un momento tuvimos que decir: o reclamamos el dinero y nos plantamos acá o jugamos como si nos hubieran pagado siempre. Al final optamos por jugar y dejar todo hasta el último minuto, pero la verdad ese es, como se lo comenté a un amigo luego, el camino más directo al fracaso que yo conozco con tanta desorganización.
¿Aspauza lo llamó después de que se alejó del club para informarle una forma de pago?
Mi ayudante Fransisco “Fatiga” Russo y yo fuimos los únicos de ese plantel que no cobramos después de obtenido el título. Pero ese fue otro tema, porque el caso lo dejé a cargo de un grupo de abogados, que nunca más reclamaron el dinero. Es decir hicimos un nuevo plan de pagos, pero solo pagaron el premio por el título de los cuales me pidieron tres mil dólares para gastos que sacaron de ahí y nunca más hicieron nada, ni tampoco me devolvieron el dinero. Es decir salí corriendo porque por donde iba me metían la mano en el bolsillo, pero bueno ya pasó, insisto que me quedo con el gran recuerdo de esa gesta maravillosa de los jugadores.
Con todo esto que le tocó pasar ¿Volvería a dirigir en el Perú?
Por supuesto, ya hubo tentativas con Universitario que me llamó un par de veces, pero se dio la circunstancia que yo estaba en otros trabajos y eran impostergables, pero siempre estoy dispuesto porque dejé buenos amigos en Lima.
Le voy a preguntar por “Chemo” Del Solar, es sabida su gran amistad, él ahora está al mando de nuestra selección ¿Cómo lo ve en esta faceta?
Casualmente lo encontré en Buenos Aires en una galería hace poco, la verdad lo veo muy bien. Lo que ocurre es que él sufre el problema de la desorganización del fútbol peruano, porque mientras no haya un plan de trabajo adecuado, no se tenga el respaldo de todo el fútbol como debe ser, sin discordias, será imposible sacar adelante a la selección peruana. Ante esto el jugador peruano se encuentra desamparado y los hechos hablan por sí solos, a tal punto de que ahora está suspendida por disidencias entre dirigentes. Hay deficiencias notables y que son imperdonables en cualquier organización futbolística medianamente seria.
La última vez que estuvo en nuestro país fue en el 2004 con motivos de la presentación de su libro. ¿Cómo encontró Lima?
Lo encontré bien, como cada vez que fui. Pero más que Lima uno lo que extraña son los amigos que para mí son muy importantes, más allá de las situaciones desagradables que me tocaron pasar. Curiosamente después de la presentación de ese libro en plena Copa América nunca más recibí una noticia de los encargados de la editorial. No sé si se vendió un libro, dos o ninguno porque jamás me enviaron una liquidación, ni jamás me respondieron una llamada.
Ángel, por último, ¿Qué impresión le quedó de nuestro país?
De la mejor. Sobre todo de los amigos que supe hacer, de su comida y de su gente, porque los peruanos me trataron la verdad muy bien, nunca me consideraron un extranjero y eso para mí fue un orgullo.
Sí, lo que queda es el gesto inusual de un grupo de jugadores profesionales que en un momento tuvimos que decir: o reclamamos el dinero y nos plantamos acá o jugamos como si nos hubieran pagado siempre. Al final optamos por jugar y dejar todo hasta el último minuto, pero la verdad ese es, como se lo comenté a un amigo luego, el camino más directo al fracaso que yo conozco con tanta desorganización.
¿Aspauza lo llamó después de que se alejó del club para informarle una forma de pago?
Mi ayudante Fransisco “Fatiga” Russo y yo fuimos los únicos de ese plantel que no cobramos después de obtenido el título. Pero ese fue otro tema, porque el caso lo dejé a cargo de un grupo de abogados, que nunca más reclamaron el dinero. Es decir hicimos un nuevo plan de pagos, pero solo pagaron el premio por el título de los cuales me pidieron tres mil dólares para gastos que sacaron de ahí y nunca más hicieron nada, ni tampoco me devolvieron el dinero. Es decir salí corriendo porque por donde iba me metían la mano en el bolsillo, pero bueno ya pasó, insisto que me quedo con el gran recuerdo de esa gesta maravillosa de los jugadores.
Con todo esto que le tocó pasar ¿Volvería a dirigir en el Perú?
Por supuesto, ya hubo tentativas con Universitario que me llamó un par de veces, pero se dio la circunstancia que yo estaba en otros trabajos y eran impostergables, pero siempre estoy dispuesto porque dejé buenos amigos en Lima.
Le voy a preguntar por “Chemo” Del Solar, es sabida su gran amistad, él ahora está al mando de nuestra selección ¿Cómo lo ve en esta faceta?
Casualmente lo encontré en Buenos Aires en una galería hace poco, la verdad lo veo muy bien. Lo que ocurre es que él sufre el problema de la desorganización del fútbol peruano, porque mientras no haya un plan de trabajo adecuado, no se tenga el respaldo de todo el fútbol como debe ser, sin discordias, será imposible sacar adelante a la selección peruana. Ante esto el jugador peruano se encuentra desamparado y los hechos hablan por sí solos, a tal punto de que ahora está suspendida por disidencias entre dirigentes. Hay deficiencias notables y que son imperdonables en cualquier organización futbolística medianamente seria.
La última vez que estuvo en nuestro país fue en el 2004 con motivos de la presentación de su libro. ¿Cómo encontró Lima?
Lo encontré bien, como cada vez que fui. Pero más que Lima uno lo que extraña son los amigos que para mí son muy importantes, más allá de las situaciones desagradables que me tocaron pasar. Curiosamente después de la presentación de ese libro en plena Copa América nunca más recibí una noticia de los encargados de la editorial. No sé si se vendió un libro, dos o ninguno porque jamás me enviaron una liquidación, ni jamás me respondieron una llamada.
Ángel, por último, ¿Qué impresión le quedó de nuestro país?
De la mejor. Sobre todo de los amigos que supe hacer, de su comida y de su gente, porque los peruanos me trataron la verdad muy bien, nunca me consideraron un extranjero y eso para mí fue un orgullo.
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